Marduk, dios de la luz y el fuego, protector y guardián de lo sagrado, vigila las puertas de Babilonia. Es aquí, en la ciudad mesopotámica, epicentro del antiguo imperio babilónico, cuna del conocimiento y enclave de maravillas, donde reina una bebida, la cerveza.
Descubierta por casualidad por los sumerios al ver como pasados unos días el cereal remojado transformaba el agua en un líquido turbio, la cerveza se convirtió en una bebida no sólo de uso cotidiano, sino también sagrada. El proceso de fermentación parecía una obra divina y casi mágica, y por ello se le hacía ofrenda a los dioses.

Más adelante, hacia 1700 a.c., la cerveza conserva un rol primordial en la vida diaria. Los babilónicos vieron como Hamurabi, su emperador, regulaba su consumo, comercio y, sobre todo, su calidad. Su código, que todavía se conserva, condenaba a muerte aquel que diluyera o degradara la cerveza, incluso a ser ahogado en su propia bebida.
En Babilonia de Girona hemos querido seguir la estela de los antiguos, ofreciendo una selección de las mejores cervezas, algunas únicas en el mundo, combinándolas con otras bebidas vivas, siempre sin pasteurizar y sin azúcar añadido. Que Ninkasi, diosa de la cerveza, os acompañe.
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